Despenalización o legalización: ¿qué opción es la mejor para avanzar en las políticas de drogas?” – Análisis desde un enfoque legal

En las discusiones contemporáneas de política legislativa, es común oír hablar de la despenalización y la legalización de ciertas actividades anteriormente consideradas delitos. Esto se debe a que, después de años de fracasos en la implementación de políticas prohibicionistas, la sociedad está explorando nuevas estrategias para abordar cuestiones complejas como la drogadicción, la prostitución y el juego. Mientras que algunos defienden la despenalización, otros están a favor de la legalización total. Es importante distinguir entre estos dos conceptos y estudiar los efectos esperados e inesperados de cada uno.

Despenalización: reducción de las restricciones penales

La despenalización se refiere a la retirada de algunas restricciones penales que antes eran parte de la ley. Esto significa que la actividad en cuestión sigue siendo ilegal, pero que las sanciones penales ya no se aplican o son menos extremas. Por ejemplo, si se despenaliza la posesión de drogas ligeras, tal vez ya no se consideraría un delito grave, sino una infracción menor que se castiga con una multa o alguna otra penalidad menos severa. En comparación con la legalización total, la despenalización se considera una postura más moderada.

Uno de los principales argumentos a favor de la despenalización es que puede reducir la sobrecarga del sistema judicial y penitenciario. Si la ley trata estas actividades como infracciones civiles, en lugar de delitos criminales, los tribunales y las cárceles pueden enfocarse en asuntos más serios. Además, se dice que esta política respetaría más a los derechos individuales, ya que involucrar en el sistema de justicia criminal a alguien que solamente posee una cantidad insignificante de drogas o que practica la prostitución en privado no parece justo.

No todas las actividades consideradas delitos son iguales, y la despenalización puede tener efectos diferentes según el caso. En el caso de las drogas, se argumenta que las políticas actuales solamente han agravado los problemas de la adicción y la mortalidad. Con una política más flexible que incluya despenalización, se podría hacer más para tratar los problemas de adicción mismos y trabajar en la prevención. La despenalización también podría ayudar a reducir la violencia entre los grupos narcotraficantes y aliviar las tensiones entre las comunidades y la policía.

Desventajas de la despenalización

A pesar de algunos beneficios, hay desventajas claras asociadas con la despenalización. Por un lado, no cambia el hecho de que la actividad en cuestión sigue siendo ilegal, lo que significa que se mantiene en cierto grado la estigmatización y la discriminación social contra las personas que practican esa actividad. Además, al no haber un cambio drástico en las políticas, la despenalización no cambia la realidad de la demanda. Por ello, no se tiene un efecto muy significativo en la comercialización, y el tráfico y la producción que se encuentran asociados con las actividades que se despenalizan a menudo pueden persistir.

Desde la perspectiva de la política de salud pública, la despenalización no significa necesariamente que se proporcione un acceso seguro y eficaz a las drogas y otros productos comercializados ilegalmente. Tampoco significa que se puedan establecer novedosos controles sanitarios para limitar los riesgos asociados con estas actividades. Es decir, la despenalización no obliga a proporcionar formación o atención preventiva a los usuarios ni tampoco garantiza la calidad y seguridad del producto utilizado.

Legalización: poner fin a la prohibición

La legalización se refiere a la eliminación total de las prohibiciones y restricciones penales sobre ciertas actividades, lo que permite que sean reguladas y gravadas por el Estado. Con respecto al ejemplo de las drogas, la legalización significaría que el Estado acepte la producción, la distribución y el uso de drogas a un nivel mucho más amplio. La legalización total va más allá de la despenalización, ya que transforma una actividad criminal en una actividad lícita.

La principal ventaja de la legalización es que, al reorganizar el mercado, el Estado se posiciona para tomar medidas que benefician la salud pública y la seguridad. Al poder regular la calidad y el contenido de los productos, reducir el suministro ilegal y recoger impuestos, la legalización nos proporciona posibilidades para enfrentar algunos de los problemas más graves de nuestra época. Además, la legalización puede promover y ayudar a establecer políticas sanitarias y de reducción de daños en la práctica y políticas sociales y de tratamiento efectivas.

Riesgos de la legalización

Aun así, la legalización no está sin riesgos. Uno de los más fundamentales es que al permitir que una nueva industria estadoulidense explote una actividad antes criminal, se da paso a intereses creados y una mayor inversión, lo que genera un mayor interés en mantener el incremento de la demanda. Además, en la medida en que el Estado cobra impuestos, se pueden producir y más aún, exacerbados problemas de justicia fiscal. También es importante considerar los posibles problemas de salud pública, como el riesgo de adicción, la exposición a drogas adulteradas y la falta de controles y capacitación. Incluso si se implementan medidas de prevención y seguridad efectivas, legalizar actividades como la prostitución o el juego todavía puede tener efectos negativos en la sociedad de otra manera.

Es importante tener en cuenta que la despenalización y la legalización no son cosas absolutas. Una opción intermedia es la regulación limitada: no se despenaliza o se legaliza completamente, pero se regula y se limita la actividad de alguna manera específica. Este enfoque permite mantener el control mientras se reduce la criminalización y los perjuicios a los usuarios en general.

En conclusión, la despenalización y la legalización son dos enfoques diferentes para reformar las políticas legislativas deficientes. La despenalización puede contribuir fundamentalmente a reducir la sobrecarga de los tribunales y aliviar las tensiones entre las comunidades y la policía. Por otro lado, la legalización puede ayudar a controlar el mercado, reduciendo los problemas asociados con la criminalización, particularmente en situaciones sin protección social suficiente.

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